Comenzaré este artículo con una introducción clásica, con la definición de alimentación saludable: “aquella que permite alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud, disminuir el riesgo de padecer enfermedades, asegurar la reproducción, la gestación y la lactancia, y que promueve un crecimiento y desarrollo óptimos. Una alimentación saludable debe ser satisfactoria, suficiente, completa, equilibrada, armónica, segura, adaptada, sostenible y asequible”. Una definición extensa pero que el nutricionista Julio Basulto ya concretó en este artículo hace unos cuantos años.
Seguro que esta definición no te ha sorprendido demasiado, tiene lógica. Sin embargo, en el imaginario colectivo se perpetúan algunas creencias como que comer saludable no es satisfactorio a nivel de placer o que no se adapta a nuestro estilo de vida porque requiere de mucho tiempo o que no es asequible. Así que, si eres dietista-nutricionista o paciente y estás buscando lograr un cambio duradero en los hábitos alimentarios, éste sería el primer punto a valorar.
¿Cuáles son las creencias limitantes sobre una alimentación saludable?
Cada persona tendrá las suyas, haced una lista para identificarlas de forma concreta.
El segundo paso es tomar conciencia acerca de cómo te afecta ¿Cómo te condiciona esta forma de pensar a la hora de lograr tu objetivo? Una vez que esto quede definido podremos comenzar a practicar el cambio de creencias o pensamiento.
Este cambio, consiste en invitar al paciente a que se pregunte cómo le ha llegado esa creencia, ¿es fruto de una experiencia pasada? ¿es algo que siempre se ha dicho en su familia? ¿da por hecho que todo el mundo piensa lo mismo? Y posteriormente le invitamos a que se la cuestione ¿es posible que los resultados de esa experiencia pasada hubieran sido diferentes si hubiera actuado de otra manera? ¿qué indicios tiene para creer que todo el mundo piensa así?
Finalmente, todo cambio es un proceso, también el cambio de creencias. No se trata de cambiar un pensamiento por el contrario en positivo y ya está. El paciente tiene que creerlo de verdad y ponerlo en práctica. Un consejo para comenzar a ponerlo en práctica sin que suponga un cambio radical de creencia es añadir un pequeño matiz a nuestra creencia limitante que le dé un giro potenciador. Por ejemplo:
Creencia/ Pensamiento limitante: La alimentación saludable requiere demasiado tiempo.
Creencia/ Pensamiento potenciador: Aunque comer de forma saludable me conlleve un poco más de tiempo, es un tiempo dedicado a mí que necesito en este momento.
Para lograr mantener una alimentación saludable durante todo el año es importante contemplar todos aquellos factores como las creencias, la motivación, la confianza o las barreras que influyen en nuestra conducta alimentaria.
Si eres dietista-nutricionista y quieres saber cómo aplicar todas estas herramientas en tu consulta nutricional puedes formarte en nuestra Certificación en Coaching Nutricional. Si estás leyendo esto como persona a la que le gustaría hacer un cambio duradero en sus hábitos alimentarios, estaremos encantados de acompañarte en ello ofreciéndote este tipo de apoyo que complementa a la educación nutricional.
Para más información sobre nuestros cursos y servicios puedes llamarnos o escribirnos a: 932503858 – info@nutritionalcoaching.com
Natalia Nasarre Nacenta
Dietista-Nutricionista Nº.Col.: ARA00146
Miembro de Nutritional Coaching