Maestría 3. Escuchar con compromiso

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Maestría 3. Escuchar con compromiso

Sin escucha, no hay coaching. Después de escribir acerca de la 1ª Maestría “Establecer y mantener una relación de confianza” y de la 2ª “Percibir, potenciar y expandir el potencial del cliente” en este post presentamos la 3ª de las Maestrías de la International Association of Coaching:

“Escuchar con compromiso”.

Los coaches saben perfectamente que escuchar con compromiso es tan importante como difícil. Parece mentira que tengamos que destacar la capacidad de escucha como una de las habilidades más importantes a desarrollar cuando se trata de acompañar a las personas a conseguir mejoras en su estilo de vida. ¿Cómo, si no, puede darse una conversación entre dos personas si no es escuchándose mutuamente? Sin escuchar al otro, en todo caso asistimos a un monólogo, pero nunca a una conversación.

Aunque es algo evidente y de sentido común, la realidad es que en muchas de nuestras conversaciones no escuchamos. Hacemos ver que escuchamos mientras nuestra mente se ha ido a otro asunto, a otro lugar. Estoy físicamente presente, pero mentalmente ausente. A veces lo que estamos haciendo es preparar nuestra respuesta “Ah, sí! Ahora cuando acabe le voy a explicar yo lo mío…que ya verás qué interesante…” . Otras es, simplemente, nuestra mente que divaga o falta de interés.

En el caso del profesional de la salud, y concretamente del nutricionista, uno de los motivos por los que puede no estar escuchando con compromiso es porque presupone que ya sabe lo que su paciente le va a explicar y además ya sabe cuál va a ser la recomendación que le va a dar. Craso error.

Uno de los lemas de nuestro modelo de coaching nutricional es que cada paciente es único y experto en su propia vida, y lo que comparte en la consulta es clave para conseguir la adherencia al tratamiento. A pesar de que las recomendaciones para una dieta saludable están claras, cada persona presenta sus propias barreras para llevar a cabo esas recomendaciones y dispone de recursos personales propios que sólo él o ella conoce o, en todo caso, puede llegar a descubrir, y que se desvelan durante la conversación. Escuchando con compromiso, el profesional de la salud puede identificar esas barreras y esos recursos y tenerlas en cuenta para trazar un plan de acción con su paciente. Escuchando es cómo te das cuenta de que tu paciente tiene un problema de planificación de los menús, o de que en realidad el objetivo con su alimentación no se lo ha planteado él sino que se lo han dicho, por ejemplo.

No escuchar y dar por supuesto el mensaje de tu interlocutor es un tanto arriesgado. Todos hemos vivido ese momento en el que “yendo de listos” no dejas acabar la frase a tu interlocutor y te adelantas a dar una respuesta, que luego resulta ser equivocada: “No, no es eso lo que quería decir”.  “Ah, vale”. Entonces te das cuenta de que sí tienes que escuchar y prestar toda la atención a la persona con la que estás conversando. Y vaya si lo haces.

Escuchar con compromiso es una de las habilidades clave del coach. Y es una habilidad que se puede entrenar. Lo primero que debes hacer es observarte para poder valorar en qué nivel de escucha te encuentras. Después es proponerte llevar a cabo un entrenamiento diario y sostenido en el tiempo que te permita mejorar en esta habilidad.  Y no pienses que esto se trata únicamente de cerrar la boca y parar el oído.

Para poder escuchar con compromiso, no solo usamos las orejas, sino todos los sentidos. Como la IAC expone en su definición de esta Maestría, “El coach escucha más allá de lo que el cliente expresa”. Además de prestar atención a la comunicación verbal, estoy atenta a la no verbal, a tu postura, tus gestos, al tono de voz, a tu mirada, a la carga emocional que lleva implícito el mensaje y observo si todo tiene congruencia o hay algo que chirría.

Además de poner toda mi atención, para conseguir la excelencia en la escucha, debo partir de la idea de que tú eres capaz de encontrar tus propias soluciones, y que éstas siempre serán mejores que las que yo te pueda sugerir. Si no lo creo así, estaré menos atento a lo que dices, porque lo que más importa es lo que yo te pueda recomendar.

Y la creencia de que tú eres una persona extraordinaria con recursos, aunque a veces no los veas, me lleva a escucharte con curiosidad para comprender, y no a escuchar para darte soluciones.

El nutricionista sabe que en muchas ocasiones, y sin haber sido entrenado para ello, el papel que lleva a cabo en la consulta es el de “escuchador”. Se sorprenden comprobando que de todo el tiempo de visita, una mínima parte ha sido destinada a abordar la pauta nutricional y otra mucho mayor a escuchar los problemas y las preocupaciones de su paciente. Ese tiempo de escucha es tan valioso y terapéutico como el tiempo destinado a la confección de la dieta.  El paciente se siente comprendido, validado y no juzgado. ¿Cómo te sientes tú cuando intentas explicarle algo, por ejemplo a tu pareja, y no te escucha? Lo interpretas como una falta de interés, de respeto o incluso de amor. Al escuchar a tu paciente le estás reconociendo y mostrando respeto.

Vale la pena entrenarse en escuchar con compromiso. Te invito a que lo empieces a practicar. Haz una prueba, durante una semana y en una conversación al día proponte escuchar con compromiso. Empieza por una cosa sencilla, cuando hables con tus hijos, tu esposa o esposo, tus compañeros de trabajo,… no interrumpas. Deja que las personas acaben de hablar. Verás qué perspectiva más diferente toman tus conversaciones. Y ya nos cuentas lo mágico del cambio.

Yolanda Fleta 

Co fundadora de Nutritional Coaching.

Especialista en Coaching Nutricional

Comentarios

6 comentarios

  1. Al leer el post me viene a la mente esta frase “el cuerpo grita lo que la boca calla”. Y es que no hacen falta solo palabras para exteriorizar lo que llevamos por dentro, lo que nos preocupa o lo que nos mantiene la mente en bucle.
    Qué importante es el lenguaje no verbal, el que podemos percibir de la persona que viene a consulta, con el simple hecho de estar atentos, presentes. Y no solo de cuerpo me refiero, sino de mente. Presentes en el aquí y en el ahora. No es tarea fácil, sobre todo si no lo tienes normalizado, pero es tan reconfortante el parar a observar, el callar para escuchar.
    De aquí podemos obtener mucha información de la persona que tenemos delante y que quizás, no sabe como expresar o hacernos ver la magnitud de aquello que nos está explicando.
    La persona que acude a un coach tiene que poder apreciar y diferenciar la ayuda que le puede aportar un coach, que no es un facilitador de pautas acto seguido de explicarle lo que les pasa. Sino que un coach, le va a escuchar en todos los sentidos para poder ayudarle desde la escucha y alejados del juicio. Nuevamente, ponerlo en práctica en nuestro día a día, es la manera de entender y asimilar el concepto y el valor del silencio y la escucha activa.

  2. Ser capaces realmente de escuchar al otro es un desafío a diario, generalmente interrumpimos en consulta y nos hacemos un prejuicio sin querer del paciente, adelantándonos a la situación del porque nos están consultando. Creo que debemos primero que nada escuchar porque y luego identificar las posibles barreras para guiarlo y que sean capaces de identificar ellos mismo sus barreras y así lograr objetivos.

  3. Para escuchar con compromiso el coaching debe necesariamente estar comprometido en querer escuchar, más allá de lo verbal, tener una escucha activa y con compro, que el porcentaje de tiempo de escucha sea lo necesario, estar aquí y en el ahora.
    Comprender la importancia de los silencios, mostrando seguridad y no miedo, convirtiéndolo en una fortaleza, un momento natural de que somos los oyentes y no los hablantes.
    Vivir la magia que genera el solo escuchar, donde el entrevistado logra sentirse como el actor principal de esta escena, dándole la seguridad y confianza que merece, para que logremos intervenir de la forma mas asertiva, haciendo las preguntas claves y dar inicio a potenciar el logro de los objetivos.

  4. Estar presente en el momento, escuchar centrándonos y concentrándonos en lo que el paciente nos está contando es básico para el proceso de acompañamiento que se está llevando a cabo. Si estamos mentalmente ausentes perderemos detalles de lo que nos está contando y también perderemos la oportunidad de ayudarle a que sea él quien encuentre las respuestas y las soluciones que busca. Es importante recordar siempre que el coachee es el verdadero experto en su vida y la persona que mejor puede encontrar respuestas.
    Escuchar con compromiso es una cualidad que el coach nutricional ha de practicar para lograr la excelencia en el desempeño de su labor.

  5. El aquí y el ahora como regla para mantener la ecuanimidad, la presencia y atención plena en lo que estamos haciendo.
    Ir al pasado sólo para repasar el aprendizaje, y proyectarse al futuro sólo para establecer objetivos. Extraer la utilidad de cada tiempo, pero centrarse y actuar en el presente como premisa de trabajo en las sesiones de coaching.
    Creo importante ayudar al paciente a que conecte con sus emociones y sus sensaciones en su día a día. Tal como se va sintiendo en el proceso que estamos llevando a cabo, recibir su feedback para poder ir introduciendo las modificaciones necesarias, enfocándolo en el día a día

  6. Esta maestría me recuerda que en la sesión de coaching es necesario que se establezca una conversación fluida entre paciente y terapeuta, para lo cual escuchar con respeto y atención facilitará la comprensión de los mensajes y la pérdida de información que puede ser importante. Pues lo que nos cuenta es personal, no debo dejarme llevar por mi experiencia y globalizar información que es individual.
    Una escucha activa a lo que nos está diciendo el paciente, también nos puede dejar observar lo que NO nos está diciendo. Escuchar tanto sus palabras, como sus gestos, su corporalidad…captar los matices de su mensaje… De esta manera también le damos el protagonismo al paciente.
    He ido observando mi pauta en las conversaciones que mantengo y tengo la tendencia a no tener demasiada paciencia, es decir, cuando mi interlocutor ha expresado lo que interpreto como el mensaje y le da vueltas a lo mismo, tiendo a interrumpir, unas veces para reafirmar que le he entendido y otras para introducir mi aportación. Parece que debo trabajar más la escucha sin compromiso.

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