Maestría 1: Establecer y mantener una relación de confianza

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Nutritional Coaching es un centro con licencia de la International Association of Coaching para impartir sus Maestrías. Hay muchas escuelas y diferentes corrientes del coaching, y de entre todos ellos Nutritional Coaching escogió la perspectiva de las Maestrías de la IAC, por considerar que recogen la esencia de lo que es la excelencia del coaching.

Las IAC Masteries fueron definidas en el año por un grupo de coaches experimentados miembros de la International Association of Coaching, que durante meses estuvieron observando y analizando sesiones de coaching efectivas, identificando las habilidades, destrezas y comportamientos que los coaches tenían en ellas. Fruto de este trabajo, se definieron las 9 Masteries, y todos los elementos que las acompañan, y que se hacen evidentes durante las sesiones de coaching, conducidas por coaches que se rigen por altos estándares de calidad.

Iniciamos una serie de posts en los que presentaremos las 9 Maestrías, una cada mes, las cuáles estudian y practican los alumnos que participan en nuestra formación.

La 1ª Maestría es la de “Establecer y mantener una relación de confianza”.

No es de extrañar que ésta sea la primera, puesto que lograr generar confianza en tu cliente, tanto hacia ti como hacia el proceso de coaching, es básico para poder lograr resultados.

Hay una serie de comportamientos que demuestran esta Maestría. En el ámbito de la salud, el paciente está acostumbrado a una relación tradicional más jerárquica, en la que el profesional marca el ritmo y se puede mostrar en ocasiones distante o autoritario. En el coaching nutricional la actitud es totalmente diferente. La jerarquía se rompe. En las sesiones de coaching el profesional tiene una actitud abierta hacia su cliente, o paciente, y entiende que el  profesional es el experto en nutrición pero que el paciente es el experto en su propia vida.

Esa confianza se genera desde el primer minuto. Como bien dice la frase de ….: nunca tienes una segunda oportunidad para causar una primera impresión. Cuando recibes a tu cliente, es importante que lo hagas con amabilidad, llamándolo por su nombre, acompañándolo a su asiento, y prestándole toda la atención. Igual que lo harías con una persona que llega invitada a tu casa por primera vez.

En ese encuentro, recuerda que no sólo comunicas con tus palabras, sino también con tus gestos, con tu proximidad, con el tono de tus palabras… Todo ello debe ir dirigido a generar un clima de confianza. Tu cliente debe tener la sensación de encontrarse en un espacio en el que se siente seguro y valiente; seguridad y valentía para llevar a cabo los cambios que pretende.

Más allá de la acogida,  cuando la relación ya se ha establecido, actuar según la Maestría 1 implica no juzgar a tu cliente cuando te diga que no ha tenido una conducta adecuada. A menudo, en la consulta tradicional, el paciente “confiesa haber pecado”, esperando el juicio negativo por parte del profesional: “Vengo a que me eches la bronca” dicen los pacientes.

En el coaching nutricional no hay espacio para las broncas.  Dice el coach: Yo no te voy a echar la bronca, es más, puedo reñirte si eso te satisface, pero tienes que saber que hacerlo  va a ser tan efectivo como intentar arreglar una puerta mascando chicle. Nada va a hacerte cambiar si tú no quieres. Piensa un momento y dime ¿qué es lo que hace que valga la pena el cambio que pretendes en tu alimentación? Ahora que has decidido que el cambio es realmente importante para ti, ¿Qué puedes hacer diferente la próxima vez para que no caer en el resbalón de la esta semana? ¿Qué has aprendido de esa experiencia?

 

Una de las habilidades necesarias para poder establecer esa relación de confianza es la escucha activa. Cuando tu cliente percibe que le estás escuchado con compromiso, se siente comprendido y respetado y eso le anima a ser honesto y a compartir contigo su verdad. Esto es lo que saben hacer perfectamente las personas que demuestran empatía, que saben ponerse en el lugar del otro sin juzgarlo.

La confianza es una condición básica en cualquier relación de coaching, y especialmente en el ámbito de la salud, y de la alimentación en concreto. Dominar esta maestría favorece que el paciente afronte sus obstáculos, aceptando y expresando sin  tapujos su realidad, y confiando en que su coach y el proceso de coaching van a ayudarle a conectar con el poder que ya reside dentro de él. Como dice John Withmore: “Somos como una bellota que contiene en su interior todo el potencial para convertir en un majestuoso roble. Necesitamos alimento, estímulo y luz para crecer, pero el roble ya se encuentra en nuestro interior”.

 

Comentarios

4 respuestas

  1. Nunca tienes una segunda oportunidad para causar una primera impresión, esta frase a pesar de conocerla, no deja de hacerme reflexionar cada vez que la vuelvo a leer. Y es que esos primeros minutos, o incluso segundos en los que estamos sometidos a juicio de la persona que acude a consulta, pueden determinar tanto la sesión de coach en sí, como que la persona no vuelva a sesión. Siendo asertiva, y poniéndome en situación de la persona que acude a sesión, es posible que las dudas, los miedos, el juicio y demás estén a flor de piel, yo también lo haría. Si esa persona a la que voy a abrirme no me transmite confianza desde el minuto número uno, no me va a ayudar a que pueda exponerle mis preocupaciones, me voy a cerrar o, mejor dicho, voy a mantenerme en estado latente como si se tratara de una semilla esperando a tener buenas condiciones para germinar. No me abriré, a pesar de necesitar soltar.
    Como acompañante, me he dado cuenta de la importancia de cerrar una sesión y hacer un reset para empezar la siguiente, como si de la primera se tratara. Eso sí, aprendiendo de las sesiones anteriores para poder dar la mejor versión de mí y que en esos primeros instantes, y los que siguen, se sientan como en casa.

  2. Creo que la relación de confianza consigo mismo es difícil y que se debe trabajar a fondo muchas veces no creemos que podemos lograr nuestras metas , lo que nos entrega inseguiridad en todo ámbito, pero una vez que somos capaces de creer en nuestras capacidades físicas y emocionales nos cambia la mirada de nuestro entorno y nuestra propia perspectiva.
    La capacidad de crear una relación con el paciente también es algo un poco complicado, ya que muchas veces vienen a tu consulta con barreras socioculturales establecida hace muchos años , que muchas veces es difícil derribar, pero una vez que se logra el pequeño lazo gracias a la atención y escucha activa, la relación es completamente distinta y facilita el cumplimiento de los objetivos de ambas partes tanto profesional y paciente.

  3. La consulta tradicional está marcada por una relación jerárquica en la que el profesional es el experto y el paciente queda relegado al papel de sujeto pasivo.
    Esto no es así en el Coaching nutricional, desde el principio la relación coach/coachee se sustenta en un principio de equidad, pues si bien el coach es experto en nutrición, no es menos cierto que el coachee es experto en su vida, conoce sus puntos de dolor, sus deseos y objetivos.
    Está en manos del coach crear un clima que favorezca una comunicación en base a la confianza mutua, un espacio en el que poder expresarse sin ser juzgado, sentir que hablas a un igual. Crear ese clima en el que el coachee se sienta cómodo es la base para que el proceso de cambio sea efectivo.
    Crearemos un clima de confianza con nuestra actitud, recibiendo y tratando con cordialidad al paciente, con la manera de comunicarnos, con gestos.
    La escucha activa y demostrar empatía son dos pilares que nos ayudarán a generar confianza.

  4. Para mi labor en consulta, es vital crear un ambiente en el que el paciente se sienta en total confianza. De esta forma, se estable una comunicación más fluida y relajada en la que es posible un intercambio de información más profunda por su parte. Esto nos facilita llegar mejor a las necesidades del paciente y, por tanto, elaborar un plan de actuación más certero.
    Romper la jerarquía, ser más cercano en el trato, trabajar la gestualidad, la comunicación… son estrategias que sin duda voy a tener muy presentes, para que mi cliente llega a sentir confianza en mí como terapeuta y en el proceso de coaching.
    La presencia plena y el no juicio, sin duda, son imprescindibles para conseguir esa confianza en mi paciente. Ser empática y hacerle sentir una “ilusión de control” durante la visita, hará que se sienta comprendido, respetado y seguro, invitándole a compartir más información que puede ser de gran ayuda en el proceso terpeútico.

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