La actividad física reduce el riesgo de una serie de enfermedades y el ejercicio puede prescribirse como un auténtico medicamento para los trastornos relacionados con el estilo de vida, como las enfermedades crónicas no transmisibles tales como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cáncer.
El músculo esquelético funciona como un órgano endocrino, que puede producir y secretar cientos de miocinas que ejercen sus efectos en el sistema autocrino, paracrino o endocrino.
Recientes investigaciones muestran que el músculo esquelético produce mioquinas en respuesta al ejercicio, lo que permite la comunicación cruzada entre los músculos y otros órganos, incluido cerebro, tejido adiposo, huesos, hígado, intestino, páncreas, vasos sanguíneos y la piel, así como la comunicación dentro del mismo músculo. Aunque sólo unas pocas miocinas han sido asignadas a una función específica en humanos, se ha identificado que las funciones biológicas de las mioquinas incluyen efectos sobre, por ejemplo, la cognición, el metabolismo de los lípidos y la glucosa, el pardeamiento de la grasa blanca (cambio a marrón), formación de huesos, función de las células endoteliales, hipertrofia, estructura de la piel y crecimiento tumoral.
Todo esto sugiere que las miocinas pueden ser biomarcadores útiles para controlar la prescripción de ejercicio en personas con cáncer, diabetes, enfermedades neurodegenerativas…
Si a todo esto, le añadimos unos hábitos nutricionales adecuados, los efectos sobre la salud de multiplican.
Un ejemplo de acciones específicas de las miocinas son:
- La catepsina B y la irisina cruzan la barrera hematoencefálica y estimulan la producción de BDNF y la neurogénesis del hipocampo.
- IL-15 mejora la piel envejecida.
- Decorina, IL-6, IGF-1 y FGF-2 positivamente regulan la formación ósea.
- IL-6 participa en la oxidación de grasas mediada por AMPK.
- La IL-6 mejora la captación de glucosa estimulada por la insulina y estimula la producción de glucosa desde el hígado, durante el ejercicio.
- IL-6 aumenta la secreción de insulina al inducir la expresión de GLP-1 por las células L del intestino
- FSTL-1 mejora la función endotelial y la revascularización de los vasos sanguíneos isquémicos.
- La angiogenina, la osteoprotegerina y la IL-6 poseen acciones protectoras de las células β pancreáticas contra las citocinas proinflamatorias.
Fuente: Muscle–Organ Crosstalk: The Emerging Roles of Myokines.
Si practicas ejercicio, que no te cuenten historias, pide asesoramiento cualificado.
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